Hotel Pipo

Pasamos la última semana de agosto en este hotel. Nos llamó la atención el que no tuviera ascensor. Nos subió la maleta el dueño, con bastante mala cara. En la habitación -2º piso- las perchas del armario eran de alambre. En el cuarto de baño no había luz en el espejo del lavabo.Dijeron que no tenían bombillas de repuesto. La ducha tenía rota la alcachofa y se soltaba del enganche. Arreglaron el enganche pero no la alcachofa. La habitación era bastante pequeña e incómoda.. Se oían todos los ruídos del hotel. Las cabeceras de dos camitas estrechas estaban sueltas, por lo que de noche, al moverse en la cama, hacían un ruído nada agradable, incluso de otras habitacione. El desayuno era normalito. A los dueños no les gustó que solicitásemos el arrreglo de lo que considerábamos necesario. El último día el hijo sí se mostró agradable y comunicativo, pero ya era tarde. El coche tuvo que dormir en la carretera, ya que no había más aparcamiento para 7 coches y los otros lugares estaban totalmente a oscuras. La experiencia, bastante negativa. No nos quedaron ganas de volver.